La naturaleza de la Unión Europea se está degradando gravemente. Las poblaciones de especies y las zonas naturales que habitan se están reduciendo y degradando, dando lugar a consecuencias graves para las personas y el planeta.
A pesar de que la UE lleva décadas protegiendo la naturaleza a través de distintas directivas, la evaluación de la naturaleza de la UE muestra un panorama alarmante.
Diversos factores están ejerciendo presión sobre los ecosistemas y las poblaciones de especies, principalmente la contaminación, el cambio climático, la pérdida de hábitat y la presencia de especies invasoras.
El 80% de los hábitats están en mal estado y el 70% de los suelos están en un estado poco saludable.
Es importante restablecer la calidad de la naturaleza porque esta depende de las interrelaciones esenciales entre las especies y sus hábitats. Se trata de un equilibrio frágil que garantiza un entorno natural sano y que funcione correctamente.
Cuando la naturaleza está en desequilibrio, los ecosistemas se degradan y pierden su capacidad para prestar los servicios vitales necesarios para la vida humana, como:
- · proporcionar alimentos nutritivos,
- · producir oxígeno,
- · suministrar recursos naturales,
- · absorber CO2 y mitigar el cambio climático.
Además, cabe destacar que la naturaleza es la base de la economía mundial. Más de la mitad del PIB mundial depende de materiales y servicios suministrados por los ecosistemas. Por ejemplo, las materias primas son fundamentales para la industria y la construcción, y los recursos genéticos son necesarios para la agricultura y la medicina.
Restaurar la naturaleza significa apoyar la recuperación de los ecosistemas degradados o destruidos mediante la mejora de su estructura y funciones, con el objetivo general de mejorar la resiliencia y la biodiversidad en la naturaleza.
Unos ecosistemas sanos pueden garantizar, entre otras cosas:
- · un incremento de la productividad agrícola;
- · un aumento de la resiliencia ante el cambio climático;
- · una mejora de la biodiversidad;
- · una reducción del riesgo de inundaciones, sequías y olas de calor.
El Consejo de la Unión Europea ha aprobado definitivamente el Reglamento sobre la Restauración de la Naturaleza, marcando un hito crucial en la protección y recuperación de los ecosistemas del continente, con el objetivo de devolver la naturaleza y los ecosistemas a un buen estado de conservación.
El reglamento estaba ya negociado y pactado entre los propios Estados, y también con el Parlamento Europeo, que lo aprobó el pasado febrero en sesión plenaria.
La Ley de Restauración de la Naturaleza pretende restaurar al menos el 20% de las zonas terrestres y marítimas de la UE para 2030 y todos los ecosistemas degradados para 2050.
Es la primera ley de este tipo de alcance continental que establece objetivos y obligaciones vinculantes para que los Estados miembros rehabiliten sus hábitats naturales, especialmente en aquellos con mayor potencial para capturar y almacenar carbono.
Esto incluye los hábitats terrestres y marinos degradados, los polinizadores, los ecosistemas agrícolas, las zonas urbanas, los ríos, las llanuras aluviales y los bosques.
Sus objetivos son aumentar la biodiversidad y aprovechar el poder de la naturaleza para limpiar el agua y el aire, polinizar los cultivos y mejorar la seguridad alimentaria, así como prevenir y reducir el impacto de catástrofes naturales como las inundaciones.
Por lo que respecta a los ecosistemas urbanos, estos representan el 22 % de la superficie terrestre de la UE. Los parques, los jardines, los árboles y las praderas son hábitats importantes para las plantas, las aves y los insectos.
Con las nuevas normas, la UE tratará de aumentar los espacios verdes en las ciudades, los municipios y las zonas suburbanas. Los objetivos garantizarán:
- · que no haya una pérdida neta de espacio verde de aquí a 2030 en comparación con el año en que entren en vigor las normas sobre restauración de la naturaleza (a menos que los espacios verdes representen ya el 45 % del entorno urbano);
- · un aumento de la cubierta arbórea en las ciudades.
Adicionalmente, los Estados miembros establecerán medidas destinadas a restaurar las turberas drenadas y ayudarán a plantar al menos 3.000 millones de árboles más de aquí a 2030 en el conjunto de la UE. Además, con el fin de convertir al menos 25 000 km de ríos en ríos de caudal libre de aquí a 2030, los Estados miembros adoptarán medidas para eliminar las barreras artificiales a la conectividad de las aguas superficiales.